(Valladolid, 1920 - 2010) Periodista y escritor español cuya obra narrativa, que prolonga y renueva el realismo tradicional, lo ha convertido en uno de los literatos más prestigiosos de la segunda mitad del siglo XX.
Si bien se inició hacia 1940 como dibujante de caricaturas que firmaba con el seudónimo Max en el diario El Norte de Castilla, de Valladolid, no tardó en pasarse a la crítica de cine. En 1944 ingresó como redactor al mismo diario de su ciudad natal, del que también llegó a ser subdirector (1952) y director (1958-1963). Por entonces, después de hacer el bachillerato y el doctorado en derecho mercantil, obtuvo una cátedra de historia del comercio. Los textos legales tuvieron para él una capital importancia para definir su estilo preciso y desprovisto de adjetivaciones superfluas.
Aunque su primera novela La sombra del ciprés es alargada (1948) fue premiada, sus comienzos en la narrativa, incluyendo Aún es de día (1949), evidenciaron notables limitaciones en la estructura del texto y en la composición del relato, pero ya en El camino (1950) se mostró dueño de un mundo de ficción y de las herramientas de estilo que en adelante definieron su personalidad literaria. "El artista que lo es de verdad, dispone de un mundo personal e insobornable; su único problema y no baladí reside en la elección de una voz", declaró en cierta ocasión.
El estilo y la concepción de una prosa que revelaba una gran riqueza léxica constituyeron sus principales aportes a una renovación de la novelística española cuyo enquistamiento en el realismo era signo de decadencia. Este impulso confirió a su obra un aura de frescura que atenuó el conservadurismo ideológico que subyacía en el desarrollo y desenlace de sus historias.
Su insistencia en imponer la idea de la naturaleza y la aldea como lugares idílicos y la inmovilidad social presentada como forma de continuidad de tales espacios aparecen como expresiones del conformismo que inspira a sus personajes. Si bien siempre mantuvo el juego dialéctico de campo-ciudad como correlato de autenticidad-falsedad, como se observa, por ejemplo, en El disputado voto del señor Cayo (1978), no renuncia a buscar recursos expresivos que sean capaces de recrear la "realidad" inmediata.
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